viernes, 4 de diciembre de 2009

No me impactes........¡emocióname¡

No me impactes….
¡emocióname¡

Recojo con permiso del autor (Jorge Garcia del Arco) unas reflexiones interesantes para nuestra pequeña Komunidad .

¿Imaginas cómo sería una conversación en la que un interlocutor estuviera golpeando constantemente con sus nudillos en la cara del otro como su estuvieran librando un combate de boxeo? Pues eso es lo que la mayoría de las marcas hace con sus clientes: Les impacta. Les golpea.

Y, lo que es peor, lo hace mientras el cliente está dispuesto a mantener una conversación de tú a tú.

Muchas marcas siguen ancladas en el paradigma del siglo XX, un modelo basado en el impacto despersonalizado a una masa de consumidores que, lejos de ser tratados como reyes, no son sino simples números en una estadística que busca ser continuamente alimentada.

Pero el mundo (y el consumidor) están cambiando. Es un cambio silencioso pero vertiginoso. Un cambio que está volviendo a humanizar la relación entre marcas y usuarios.

Los consumidores ya no aguantan más los golpes. Sobre todo porque se han dado cuenta que dos no pelean si uno no quiere. Basta con girar y continuar su camino.
El consumidor ha entendido que recupera el poder que siempre ha tenido pero que el continuo aleteo de las marcas en el ring ficticio trataba de ocultar.

Por eso, el renacido consumidor ya no quiere que le impacten. Quiere que le emocionen. Quiere poder reír, llorar, disfrutar de la misma manera que lo hace cuando conversa con sus amigos e, incluso, cuando cruza palabras con un desconocido en la calle.

Las marcas deberían cambiar los guantes por flores. Mejor aún, por sobres sorpresa. Porque la única manera de seguir formando parte del espacio personal del cliente es aportando valor, embelleciéndolo, sorprendiéndolo una y otra vez.

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